domingo, 26 de noviembre de 2017

Ushio Amagatsu en Colombia

Sankai Juku, la compañía japonesa de danza butoh vino a Cartagena para unirse a la celebración de los 20 años de El Colegio del Cuerpo.






Por Patricia Iriarte
Docente de Poéticas

El pasado domingo 12 de noviembre, cuando Cartagena cerraba una celebración más de sus Fiestas de la Independencia; en medio de disfraces y carrozas, de calles repletas de gente y con muchos decibeles de sonido en el aire, se realizó en el Centro de Convenciones Cartagena de Indias una función única, no solo por ser la única presentación que se haría en Cartagena sino por lo definitivamente singular del espectáculo.

Se trataba de la obra Utsushi, de la compañía japonesa Sankai Juku, la más prestigiosa del Japón en la danza butoh, que llegó a Colombia este mes de noviembre. La compañía co-fundada por Amagatsu Ushio en 1975, que ha visitado más de 700 ciudades en 43 países,  se había presentado el 9 y 10 de noviembre en el Teatro Colón de Bogotá con su obra Tobari, y la función de Cartagena, cuya boletería estaba destinada a apoyar las labores sociales de El Colegio del Cuerpo, fue patrocinada por la embajada del Japón en Colombia.

Así, mientras en el exterior del recinto de convenciones retumbaba la música del festival de la cerveza, y una nube de turistas alicorados ocupaba el Camellón de los Mártires, en el escenario los seis bailarines de butoh detenían el tiempo con su movimientos rituales, sus cuerpos pintados de blanco y su delicada interpretación de esta danza que algunos han definido como una manifestación artística y espiritual.

Entre el público sobresalía un grupo de chiquillos y de jóvenes de barrios populares de Cartagena que participan del proyecto de educación artística y danza contemporánea que lidera la institución dirigida por Alvaro Restrepo y Marie France Delieuvin.

Y como estaba totalmente prohibido tomar fotos de la obra, con o sin flash, estas fueron las únicas imágenes que pude capturar de ese mágico momento por el que bien valía la pena ir a Cartagena y regresar la misma noche, porque hotel, en medio de las fiestas novembrinas, sólo podían conseguir los bailarines de Sankai Juku.




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