Laboratorio de crítica

En esta sección, y con el ánimo de estimular la formación de una masa crítica para la práctica de la danza en nuestra región, Danza Caribe publica los ejercicios de crítica de estudiantes y profesores del Programa, que pueden tener por objeto tanto los montajes que realizan los estudiantes mismos durante su proceso de formación, como las obras nacionales o internacionales de las que tienen conocimiento.

 

 

 

“El Sueño de Lilith”




Por Karina García Barrera
Estudiante de VI semestre


 
Fotografía: Alma en movimiento


“El sueño de Lilith” es una obra de la compañía bogotana Alma en movimiento, cuyo estreno se realizó en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo de Bogotá. La compañía realizó este año una gira por Bucaramanga, Barranquilla, Cali y Medellín, para dar a conocer su trabajo a nivel nacional. Los 11 bailarines de Alma en movimiento, junto con su directora artística, la británica Sarah Storer, desarrollaron talleres en cada una de las ciudades para compartir sus conocimientos artísticos con jóvenes y adultos con o sin experiencia en el campo de la danza.



La compañía presenta una formación de alto nivel en ballet clásico y danza contemporánea, sumada a la preparación de repertorio, lo que permite el fortalecimiento de la versatilidad de sus bailarines y su desarrollo técnico y artístico, al tiempo que acompañan su proyección profesional promoviendo el desarrollo social mediante el poder transformador de las artes y la educación. Para ello cuentan con maestros profesionales como lo son Sarah Storer, especialista en Danza Contemporánea egresada de la Northern School of Contemporary Dance de Leeds, y de la Central School of Ballet de Londres. Se integró a la compañía Alma en movimiento en agosto de 2018. De igual modo, se encuentra Santiago Mariño, maestro de artes escénicas egresado de la ASAB, quien en 2018 se integró al equipo como asistente coreográfico de Sarah Storer, y por último, pero no menos importante, se encuentra el maestro Jaime Díaz, maestro y codirector de ballet clásico del programa desde sus inicios en el 2015.



El 19 de junio de 2019 tuve la oportunidad de ver la obra “El sueño de Lilith” en el auditorio de la Universidad del Atlántico. Esta es una obra que gira en torno a la igualdad entre hombres y mujeres, basándose en la mitología de Lilith, quien fue la primera esposa de Adán en el mito del Edén, pero esta decidió abandonar voluntariamente el paraíso al no aceptar que Adán fuera más importante que ella, cuando ambos fueron creados de la misma forma.



El creador expresó de manera clara la forma en que presentó la obra, las imágenes fueron progresivas, existía armonía en la pieza, en el diseño espacial, en el paisaje sonoro. Por otra parte,  fue muy interesante la ejecución de los movimientos, muchos de ellos repetitivos. Su nivel técnico era muy preciso a la hora de ejecutarlos ya que en escena se veían cuerpos similares, sin diferenciar los hombres de las mujeres. La interpretación de los bailarines le dio vida al movimiento, que llegó a su máxima expresión con la integración de los coros.


La escenografía estuvo acorde con la obra; el vestuario en tonos fríos hacía alusión al sueño, mientras que el vestuario que representaba al sistema digestivo fue bastante llamativo y fue una pieza clave, al igual que los maniquíes, para dar la idea de igualdad de los seres humanos, que aunque físicamente luzcan diferentes el organismo internamente funciona de forma similar. Pasando a otro aspecto, la musicalización fue bastante acertada; la música clásica estaba acorde con los movimientos de ballet y contemporáneos, y cada movimiento terminaba con un matiz musical, por muy agudo que fuera. Sin embargo, en lo personal me hubiese gustado escuchar algunos sonidos o la respiración de los bailarines para sentir algunos movimientos más naturales y menos mecánicos.


“El sueño de Lilith” emociona con su mensaje de liberación y causa en el espectador una sensación de igualdad. En ocasiones sientes cierto desespero, como si estuvieras viviendo una pesadilla, con emociones bastantes fuertes. La técnica de los bailarines es estupenda, debo reconocer que su entrenamiento y trabajo es bastante notorio e impresionante. Hubo dos bailarinas que me tocaron el corazón: Milena Salazar y Sofía Negret; el talento de estas dos chicas es sensacional, de todo el elenco fueron ellas las que más me transmitieron emociones. Los demás bailarines son excelentes pero me tomaré el atrevimiento de decir que no me transmitieron ninguna emoción en algunas escenas. Por otra parte, hay que decir que en esta pieza existen figuras extrañas que sin ver vigilan, sin hablar amenazan y sin moverse controlan. Son presencias opresivas que encarnan y custodian el orden de las cosas y restringen el instinto latente de rebelión que despierta Lilith. A veces observan desde lejos, pero a veces están más cerca de lo que se cree. Entre ellas, la danza como impulso vital se filtra y va escribiendo historias de humanidad y resistencia, de amor y obediencia, de control y manipulación, hasta llegar a una catarsis desbordada y una celebración del cuerpo. La danza propone la salida definitiva frente a la opresión de estos entes oscuros.  Alma en Movimiento viaja por las coreografías en el cuerpo de sus bailarines; transita entre luces y sombras sobre el escenario, y excava en nuestro ser haciéndonos reflexionar hasta qué punto sabemos lo que realmente somos en nuestras realidades.


Compañía Alma en movimiento. Sitio web oficial

Teatro  Universidad del Atlántico

19 de Junio 2019 . Barranquilla - Colombia



 

 

 

 

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Diciembre 8 de 2017

  

Reflexión sobre la obra de investigación creación "Revuelo", de la compañía  Atabaques



Por Geiner David Escalante Martínez
Profesionalización en Danza
Segunda Cohorte  
Presentado a Nubia Flórez Forero



Invitación al estreno de Revuelo, beca de creación en la 3° Bienal Internacional de Danza de Cali, 2017

 

Desde el año 2013 la Corporación Cultural Atabaques ha venido realizando y generando acercamientos con la comunidad del municipio de Mahates (Bolívar) en temáticas que tienen que ver con los estados, maneras, espacios y formas en que las manifestaciones de las tradiciones vivas, para nuestro caso las danzas tradicionales, se desarrollan en esta comunidad. Dichos acercamientos hacen que esta organización centre su interés en el Son de negro, una danza que se gesta y se ejecuta por una porción muy reducida de la población de ese municipio pero que goza de amplio reconocimiento en otros espacios y latitudes de la región caribe colombiana.


El son de negro es una práctica en la que se conjugan elementos de la danza, la música, el teatro, la literatura y las artes plásticas. Su nacimiento o aparición es un acontecimiento discutido desde todas las dimensiones en aquellos sitios en los que se ejecuta y se vive. Es, también, una práctica comunitaria en torno a la cual se configuran aspectos que fortalecen el tejido social de la población. Es un canal que permite fortalecer espacios en los que la tradición oral, las sucesiones generacionales y la configuración del núcleo familiar  juegan un papel importante en la construcción de la identidad individual y colectiva de sus ejecutantes. El son de negro es una danza que guarda los elementos simbólicos de las jornadas de laboreo que se viven en la ciénaga y en el Canal del Dique, epicentro y corredor en torno al cual se construyen sus imaginarios.


Algunos de los elementos de esta danza que resultan de interés para el desarrollo del proceso creativo son:


- La faena de la pesca: Como lugar donde el cuerpo incorpora la relación con el río, con el entorno, con el canal. La faena como el momento en el que el cuerpo y el espíritu se preparan para las adversidades, luchas y alegrías de conseguir el sustento de la vida con la fuerza de su propio puño.
- La ejecución del son de negro: Momentos de creación e improvisación que dan lugar a la relación entre sus ejecutantes y de estos con el espacio en el que danzan. 

- La conquista: El juego en el que los negros brindan contienda con otros grupos de negros. 

- La Guillermina: La figura contradictoria de la mujer, quien juega un papel crucial en la configuración del núcleo familiar en la comunidad.


En el proceso creativo que se adelanta para la construcción de Revuelo se describe una estructura en la que se busca que los y las bailarinas aborden narrativas en las que el impulso se convierta en el eje principal para realizar sus diseños de movimiento, creando relaciones corporales y espaciales que rompan con las formas cotidianas a las que estos bailarines apelan para componer. Por otra parte, se proponen espacios en los que la creación se direcciona al reconocimiento del cuerpo como un lugar ritual; capaz de evocar las realidades desde las que se cimenta el universo simbólico de la puesta en escena.


Primera escena: el Llado 
Se escucha un sonido fuerte de agua de río. Luz de aurora. En escena, al extremo izquierdo del escenario aparece sentado en un taburete de cuero un músico sabedor de 75 años. Conversando consigo mismo, coge su tambor, y en ese mismo lugar aparece un joven bailador innato que realiza un ritual con algunas sustancias y mezclas a la que llama  negro humo, con la cual empieza a pintarse el cuerpo hasta quedar totalmente de negro. Esto lo lleva a tomar pulsaciones, a fragmentarse en constante movimiento, a tener un diálogo (palabreo) con el músico, quien le hace el llamado constante al revuelo corporal.
Al extremo derecho del escenario poco a poco aparecen tres botes de pescadores y encima de ellos,  o abajo, o dentro, aparecen hombres en faena laboral, dentro del concepto y movimiento de la contemporaneidad; lo hacen muy elaborado, muy estructurado, cada uno independiente en su propio yo y en su ritualidad. Pasarán a unificarse  en algunos momentos, en contraste continuo con los elementos de la tradición en la escena (sobre ellos, una gran atarraya).


Segunda escena: llegada o reposo 
Tres hombres pasan de un lugar a otro de la escena vestidos con faldas largas, introduciendo el tema del hombre vestido de mujer en manifestaciones como el Son de negro. Tendrán momentos de contención, de explosión, de frenesí, con elementos muy estructurados y corporalmente reelaborados, donde a medida que pasa el tiempo el revuelo de la música, como de los bailarines, se integra en uno solo. Esto permite la entrada a un solo de una mujer que pondrá toda la esencia de la tradición de una manera reelaborada; aquí se suman más mujeres tratando cada una, de manera danzante, de mostrar su propia independencia para llegar a las particularidades de concepto del movimiento y del espacio en tríos y dúos. Estas mujeres dentro del unísono transmiten la tranquilidad, la portadora de vida, la gestora en toda la faena de la comunidad, en un contrapunto de las formas contemporáneas. Después van saliendo hasta quedar una sola para dar  entrada  a los hombres, con lo cual habrá una forma de disputa como parte de un juego, donde se intercambian espacios, formas corporales, relaciones de duetos y de unísono.


Tercera escena: despedida forzosa
Música de percusión recrea la canción La rama del tamarindo. Salen al escenario hombres y mujeres elegantes, interactuando entre sí, por grupos y todos al tiempo conformarán figuras utilizando mucha simbología, dando lugar al verdadero Revuelo en movimiento corporal, música y relaciones entre género. 


La técnica
Vemos que la técnica de los y las bailarinas de Atabaques va desde las sensaciones que cada uno de ellos experimenta a partir de lo investigado en Mahates. Para hablar de estas sensaciones el grupo de bailarines hizo varias visitas a este municipio para hacer las labores de cotidianas de cada uno de los pescadores y bailadores, como ir a las largas jornadas de pesca y vender en el rio, toda la ritualidad que se da en los preparativos para ir a la pesca y todo lo que se da dentro del rio en el momento de la pesca.


Así, los bailarines y bailarinas de Atabaques lo que hacen es, a partir de toda la experiencia vivida, poner en escena esas sensaciones que cada cuerpo experimenta de manera diferente.   





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Enero 11 de 2017



"RASGOS": DESDE UNA ESQUINA DEL CARIBE


Por Nubia Flórez Forero
Docente del Programa de Danza

Rasgos. Fotografía de Patricia Iriarte

El día 1 de diciembre de 2016, en el marco de la Gala de Clausura del Programa de Danza, en el teatro de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del Atlántico, asistimos al estreno del montaje coreográfico Rasgos, una pieza con la cual las coreógrafas Viviana Martínez y Yanny Manotas optaban a la titulación de Profesionales en Danza.

Este montaje, sin lugar a dudas, será recordado por muchos años debido a lo que implica en su momento histórico. En primer lugar y como elemento más relevante, es un producto de una nueva generación de coreógrafas que podríamos llamar “las millennials de la danza barranquillera”, treintañeras impactadas por las nuevas tecnologías y las contemporáneas tendencias artísticas, sociales y mediáticas. Estas jóvenes coreógrafas son el resultado de sus maestras, pero también de la contaminación virtual, que las ha alejado del purismo técnico y la marcada influencia  local y las ha llevado a construir una obra de temática  futurista y de técnicas mestizas que se suceden  entre el salón de danza y la calle de las ciudades caribes en el siglo XXI.  

Rasgos está basada en la novela de ciencia ficción “Divergentes” de la escritora estadounidense Verónica Roth y pertenece a esas sagas que los jóvenes persiguen y consumen gracias a su conexión global con la producción artística de otras latitudes.

La temática abordada es universal y al llevarla a escena rompe por completo con los caducos modelos de las revistas folclóricas, de agotado formato, con las cuales se satura la escena dancística local. Por fortuna para nosotros, las jóvenes coreógrafas han superado este formato.

En segundo lugar, Rasgos marca el inicio de lo que esperamos sea una prolija producción coreográfica en Barranquilla, como resultado de la creación del nuevo programa universitario de danza. En este trabajo encontramos la presencia de profesionales en cada una de las etapas de la creación, producción y montaje de la obra. Podríamos decir que es el resultado de una nueva forma de crear y poner en escena la danza en la ciudad.

Con respecto a la propuesta quiero destacar la importancia de la multiculturalidad en escena, expresada en esa mixtura de técnicas que van desde el ballet, pasando por el jazz, el ballroom, la danza contemporánea y la danza urbana. Para los que hacen danza no es un secreto que gran parte del encanto de la danza contemporánea reside en su intención de mostrar una escena heterogénea a partir del eclecticismo de las técnicas y la presencia de cuerpos distintos, que se mueven distinto y elogian la diversidad cultural.

Para el caso de Rasgos el aporte de tres intérpretes venezolanos es bienvenido, pues ellos vienen de otro Caribe y su aporte enriquece la interpretación de la pieza.  De los tres, quiero destacar la interpretación de Maikol Meléndez, un ejecutante con una fuerte presencia escénica y una mezcla muy interesante del  lenguaje académico y callejero. Le auguro un gran éxito en nuestra ciudad  y espero que próximamente podamos verlo en otros montajes.

Hablando de interpretaciones, no puedo pasar por alto el excelente nivel de Angie Aragón, estudiante de quinto semestre del Programa Danza, que nos ofreció una ejecución impecable, llena de fuerza, agilidad y apropiación de las distintas técnicas de movimiento.

Yanny y Viviana lograron, con su obra, conectarnos con la esencia y lo mejor del ser humano, con la infinita y universal posibilidad de búsqueda de aquello que nos hace mejores y nos prepara para salir adelante en medio de todas las dificultades que se avecinan para la especie humana.

Un aplauso de pie para estas dos coreógrafas que nos dejaron su  genio, esencia y sudor en el escenario.

Diciembre de 2016.




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“RECITAL”, LA MÚSICA CLÁSICA VISTA POR EL HIP HOP




Por Aylin Polo Aurela
Estudiante de VI Semestre
Ensayo elaborado para Teoría de la Danza


Para comenzar a escribir sobre esta obra es importante indagar sobre el lenguaje del movimiento, sobre el trabajo del coreógrafo, en un contexto general, sobre los bailarines y la pieza como tal, sin olvidar la historia y evolución de este género dancístico, ya que todo ello ha influido en el desarrollo de Recital, obra creada en 1998 por Mourad Merzouki para la compañía francesa Käfig, y que significó en su momento una nueva mirada al universo de la danza urbana en Europa. 


Mourad Merzouki
En 2015 el Ministerio de Cultura, el Instituto Distrital de las Artes (Idartes) y la Segunda Bienal de Danza de Cali se articulan para hacer posible el montaje en Colombia de este proyecto coreográfico bajo la dirección del mismo creador, quien también es bailarín y coreógrafo de danza contemporánea y Hip Hop, de Käfig. Merzouki trabaja en compañía de 12 bailarines: Andrés Vargas Ulloa, John Fredy Peralta, Manuel Losada, Marlon Díaz Rivera, José Daniel Restrepo, Samuel Mateo Ortiz, Yeison Andrés Rentería, Wilmer Julio Restrepo, Álvaro José Lozano, José David Nieto, Duvan Arizala y John Freddy Arévalo. 

Entrando en el aspecto teórico y partiendo de los conceptos que expone el lenguaje de movimiento, el Hip Hop significa “movimiento consciente o inteligente” con lo cual expreso que soy consciente de por qué me muevo, de que sé lo que hago. Según Parker L., conocido artísticamente como KRS One “el Hip Hop es el Hiphop cuando entra en acción, cuando empieza a moverse, a actuar” explicando que el Hiphop del que él habla es el “concepto de conciencia que nos empuja a danzar, rapear, hacer graffitis, etc. Llamamos Hip Hop al Break, el Dj, el Beatbox, la moda callejera, el lenguaje callejero, la sabiduría callejera y el emprendimiento callejero, siendo estos los elementos del Hip Hop; al inicio se consideraban cuatro elementos tales como el Break, Mc, Graffiti y Dj, que se conocen como los cuatro elementos centrales y estos comenzaron con Kool Herc.”  

Siendo el Hip Hop un movimiento artístico y cultural y entendiendo sus cuatro elementos centrales, me enfocaré en el Breaking, que es con el que trabaja la obra Recital. 

El significado mismo de breaking (ruptura) nos explica el origen del lenguaje corporal con el cual se expresan, el porqué de sus movimientos, siendo este el medio primordial para expresar sus ideales y puntos de vista. Al establecer una relación con la experiencia que los bailarines colombianos tuvieron en esta obra, se logra observar que la danza les ha transformado rotundamente la vida, como lo expresa Andrés Vargas: “La respuesta es un poco cliché pero la danza, para mí, se volvió una forma de vida. Cuando uno se dedica a bailar y se toma un tiempo para descansar, el cuerpo comienza a pedirle a uno que se empiece a mover y a crear”. Esto se logra percibir en los movimientos de todos durante la obra, pues a pesar de ser una obra con muchos unísonos, en los individuales cada bailarín se expresa y se logra percibir su energía. 

Respecto a la danza, las dinámicas que se aprecian en esta obra son muy específicas pero esto no quiere decir que sea estructurada o sistematizada. En materia de cualidades, es cortante en la mayoría de los casos, pero llevando la fluidez que la coreografía requiere y los cuerpos necesitan.

Siendo esta obra una parodia de los músicos clásicos por medio de la danza urbana, sin demeritar el trabajo de los músicos se logra realizar una coreografía en donde las dimensiones corporales registran una manera de recrear el reconocimiento que el arte realiza. A pesar de que esta obra ha sido representada en diferentes escenarios del mundo sigue impactando.

Las calidades y cualidades del movimiento utilizadas en este trabajo varían constantemente. La calidad expresiva logra salir a flote gracias al estado anímico y a la actividad orientada, por la cual se expresa y alcanza por completo su verdadero sentido de manifestación psicofísica. El peso, el espacio, el tiempo, el flujo de tensión, los cuatro elementos básicos de la calidad del movimiento según Laban, se logran apreciar en el desarrollo de la pieza, trabajando las diferentes proporcionalidades de cada una. 

Hablando del tiempo podemos ver que se manifiestan constantemente las cualidades de súbito o sostenido, permitiéndoles a los bailarines ubicarse flexiblemente en el espacio y explorarlo de una forma directa; en ningún momento se aprecia una interrupción en la kinesfera, por consiguiente también influye de cierta manera la intencionalidad en sus pesos, utilizándolos como debe ser: pesado o liviano cuando se requiera. Por otra parte, trabajan en mayor proporción la afectación del aparato muscular es decir, el flujo de tensión; el control en sus movimientos cortantes es claro y cuando el impulso para la fluidez empieza en el tronco lo extienden hasta las extremidades posibilitando hendir el aire en sus movimientos. La agilidad, coordinación, resistencia, velocidad y fuerza, elementos claves de esta danza, son evidentes en el desarrollo de la obra; por otra parte, sus formas presentan diferentes contornos, que al hablar de coreografía se evidencian rotundamente.

Como en una ocasión dijo Jordi Fábregas, la gestión de la energía depende de las cualidades del movimiento sin olvidar la unión psicofísica o unión cuerpo-mente, entre otros recursos que trabajan de la mano para llegar a una interpretación, vale la pena recordar que “la conciencia del movimiento es lo que nos permite avanzar”.

Siendo la Hip Hop un comportamiento distinto de la vida cotidiana, logramos  entender que en Recital le dan un valor a la esencia de los músicos clásicos y al proponer un contraste con la danza pasa de ser una parodia para convertirse en una reflexión con sonidos corporales, que en la música son tratados desde el sonido y en la danza desde el movimiento, sin ostentar el instrumento musical. 

Seguramente la historia que tiene cada cuerpo se afianza en la versatilidad del arte, construyendo en ellos una experiencia claramente enriquecedora que va más allá de lo que se pueda percibir sin  tocar tus emociones.





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“Impronta en sus ojos”
Obra de danza contemporánea



Por Yanny Manotas Rincón
Docente del Programa Danza


Impronta en sus ojos. Nunca hay una segunda primera impresión es una obra de danza contemporánea creada por iniciativa del Ministerio de Cultura de Colombia en el marco de su Plan Nacional de Danza ‘Para un país que baila’ y en alianza, en esta edición, con la Secretaría de Cultura de la Alcaldía de Medellín, dirigida por la coreógrafa colombiana Elsa Valbuena. Esta artista, que tenía más de 20 años de no dirigir para nuestro país, crea  esta obra a través de una metodología inusual, en donde el reconocimiento del cuerpo y el alma se traducen en la creación artística a partir del movimiento. Fue estrenada el 13, 14 y 15 de agosto del 2014 en el Teatro Pablo Tobón Uribe de Medellín con entrada libre para el público.

El objetivo de la coreógrafa era crear una obra basada en la técnica contemporánea, el ballet clásico y la improvisación, que plasmara la transformación de la vida desde un punto de partida netamente filosófico. En una de sus entrevistas menciona: “me interesaba mucho el crecimiento del propio bailarín y del grupo como una célula. Creo que a través de la improvisación hay un reconocimiento de uno mismo y también hay un descubrimiento” (Valvuena, 2014), Para esta creación se inspiró en lugares emblemáticos de la ciudad, como el Museo de Arte Moderno de Medellín (MAMM), en especial para nutrir la puesta en escena (la escenografía es casi un espacio arquitectónico que se asemeja a las columnas del MAMM) y para la parte musical seleccionó cinco piezas barrocas de compositores como Luigi Rodolfo Boccherini, Georg Friedrich Händel y Johann Sebastian Bach; el músico colombiano Miguel Isaza fue el encargado de tejer un hilo conductor a partir de ellas. (Grisales, 2014)

Al observar la obra Impronta en sus ojos a través del canal de YouTube del Ministerio de Cultura quedé asombrada con la calidad técnica de sus intérpretes, sus cuerpos bellos y profesionales, pero a mi manera de ver su belleza se queda solo ahí, en la estética de unos cuerpos bien formados. Indudablemente es una obra bella, ¡claro que sí!, pero como una espectadora virtual debo decir que no me hizo sentir absolutamente nada, no sentí esas ganas de volver a verla, no quise entender de que trataba a profundidad, solo podía embelesarme por la belleza del movimiento de sus intérpretes y sus hermosos cuerpos atléticos, eso fue lo único que logró sorprenderme, ya que soy amante de la técnica, pero no puedo declararme amante de esta propuesta creativa, realizada bajo un lenguaje que me genera tanto y me ha permitido tanto. 

¿Será que el minimalismo del montaje no logró atraparme? Me pregunto qué función cumplían sus cuatro columnas giratorias. O ¿por qué a través de ella no se proyectaban imágenes que pudieran contarme algo? Entiendo que estas recreaban el espacio físico de un lugar emblemático de Medellín, pero sinceramente para mí no cumplían ninguna función aparte de reflejar un juego sencillo de luces y por momentos ocultar los cuerpos de los bellos bailarines en escena. La música sin duda hermosa, interesante hasta cierto punto, pero luego se torna plana y sin matices, lo cual me llevó a sentir cansancio y fatiga, llevándome a dormitarme por ratos.

Si analizo la obra desde el punto de vista de la composición puedo decir que es una creación rica en cualidades del movimiento y técnicas coreográficas, en donde los contrapesos, apoyos, fluidez, la respiración y el dinamismo hacen una contribución importante a una coreografía llena de dúos, tríos, cuartetos, unísonos, contrapunteos y cánones que enriquecen la puesta en escena desde la forma. 

El contenido, en cambio, realmente me es muy confuso. Escuchar a la coreógrafa Elsa Valbuena hablar sobre el proceso creativo en el canal del Ministerio de Cultura y decir: “la pieza tiene que ver mucho con la impresión y el reconocimiento de los bailarines, y llevar esa impresión al movimiento” me deja nuevamente una sensación de no saber, o más bien no entender qué es lo que realmente mueve a este proceso, pero supongo que el aporte de los 10 bailarines en escena -muy diferentes el uno del otro- logra enriquecer este montaje desde sus improvisaciones y exploraciones corporales.

Impronta en sus ojos es sin duda una buena obra, pero no logró su objetivo para mí como espectadora, no logró invitarme a conectarme con mi propio cuerpo o hallarme en el bailarín; no logró que reconociera las propias improntas, por así́ decirlo, traducidas a un lenguaje físico feroz, viéndome a mí misma cayendo y volando en mi propia existencia; en definitiva, esta obra nunca logró en mí “una primera buena impresión.”



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Junio de 2016

Impronta en sus ojos. Nunca hay una segunda primera impresión



Por Valentina Cásseres
Estudiante de V semestre

¿Es posible que bailarines formados en danza contemporánea estén en un mismo escenario con bailarines formados también en danza clásica, además de contemporánea?

En cada uno de esos cuerpos logramos ver las diferencias en la fluidez, en la elasticidad de sus músculos; observamos que cada bailarín ha tenido una experiencia corporal distinta. Sus habilidades son diferentes, algunos tienen mejor elevación en los saltos, mientras que otros manejan mejor las contracciones. 

Aun así, se maneja una técnica común en el montaje de danza contemporánea dirigido por Elsa Valbuena y producido por el Ministerio de Cultura en el 2014 a través de la Dirección de Artes. Con el título de Impronta en sus ojos, la obra tiene una duración de ochenta minutos y cuenta con diez intérpretes: seis hombres y cuatro mujeres. 

Para comprender mejor y comentar esta pieza debemos primero indagar sobre su creadora. Elsa Valbuena es una coreógrafa, bailarina y maestra que estudió en la escuela de danza contemporánea de Martha Graham, en Nueva York. Estudios que me hacen pensar que el montaje coreográfico pudo estar influenciado o ha utilizado la técnica Graham. Si hacemos una comparación con lo visto en la obra y la técnica Graham podemos observar:

La técnica Graham está basada en los principios de la contracción y la relajación. Así, se enfoca en liberar las emociones mediante las contracciones pélvicas y abdominales, la relajación al inspirar, los espasmos de los músculos, estiramientos y tirones. (About, 2016). En el video de la obra es fácil observar cada una de estas técnicas, si bien unas más desarrolladas que otras.

También podemos observar principios que se trabajan en la técnica Limón como son la exploración de los ritmos naturales que surgen durante una caída y durante la recuperación de una caída; la capacidad expresiva del torso y los brazos, explorando y desarrollando la capacidad de estas partes del cuerpo para aumentar las posibilidades expresión de las emociones, y finalmente la claridad y la simpleza, que eliminan el esfuerzo extremo y cualquier tensión innecesaria que pueda interferir con la intención original del movimiento.

En cuanto a la escenografía, esta juega un papel de gran importancia en la obra ya que logra el efecto de la aparición y la desaparición, y ayuda que cada una de las cualidades y habilidades de los bailarines se potencialicen.

En definitiva, vemos que los bailarines le han dado a sus cuerpos un uso extra cotidiano público en danza, específicamente con la construcción de sus cuerpos a partir de la danza contemporánea, y algunos con entrenamiento adicional en ballet clásico. Esto define qué le es más fácil realizar a cada bailarín, a pesar de que cada uno maneja y controla muy bien su cuerpo.

La obra da muestras de una tecnología corporal llena de virtuosismo y armonía, sus intérpretes hacen uso de las distintas cualidades de movimiento en las frases (flujo, peso, espacio, tiempo), ayudando a la intención que en cada momento se necesita y logrando transmitir emoción en los movimientos. Además, encontramos momentos de unísono, de contrapunteo y  de diálogos que generan en el espectador la sensación deseada de repetición.

Según la Real Academia de la Lengua Española, la palabra impronta significa “Marca o huella que, en el orden moral, deja una cosa en otra.” Pues bien, cada una de estas cosas fueron las que me marcaron, dejaron una huella en mí. 

Cada cuerpo es distinto, cada experiencia y formación también lo es, pero a pesar de eso se puede lograr un equilibrio entre los bailarines, es decir, puede existir una igualdad en medio de la diversidad.

Ficha técnica de la obra

Género: Danza Contemporánea
Dirección general y Coreografía: Elsa Valbuena
Asistente de coreografía: Josianne Fleming Valbuena
Intérpretes: Felipe López, Astrid Johana Ramírez, Cinthya Flórez, David Muriel, Osman Jaedy, René Alfredo Martínez, Rubén Darío Garzón y  Yudy Lorena Jiménez
Diseño de Vestuario: Rafael Arévalo Peñuela
Asistente de Vestuario: Servando Díaz
Diseño de Sonido: Miguel Isaza
Música Original de: L. Boccherini, G.F. Händel, J.S. Bach y M. Isaza
Concepto de Espacio e Imagen: Elsa Valbuena y Alexander Gümbel
Diseño de Video: Alejandro Hernández
Edición y Montaje de Video: Mario Alberto Barrios 
Asistente de Producción audiovisual: Lina Bolívar
Diseño de Iluminación: Alexander Gümbel
Asistente de Iluminación: Gustavo Castañeda
Diseño Gráfico: Ana Delgado
Fotografía: Alexander Gümbel
Equipo de Producción: Teatro R101
Productor Ejecutivo: Alexander Gümbel
Realización de Puesta en Escena: Trasescena
Productor de Campo: Gustavo Castañeda
Realización de Escenografía: Camilo Zapata
Asistente de Escenografía: Mateo Calle Botero y Samuel Agudelo
Jefe del escenario: Johan Sait


Webgrafía
http://dle.rae.es/?id=L7ql0KY
http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-29310
http://baile.about.com/od/Danza-moderna/ss/La-Tecnica-Graham-De-Danza-Moderna.htm
http://www.festivalitalica.es/?schedule=impronta-en-sus-ojos







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DE CARA AL RÍO: la gran apuesta de Julie de Donado


Una visión profesional y prometedora de la danza en Barranquilla



Por María Lucía Acosta Romero
Estudiante de 6° semestre


Fotografía de Patricia Iriarte

En el Teatro Amira de la Rosa de Barranquilla se presentó el 6 de noviembre pasado la obra De Cara al Río, a cargo de la compañía de danza Julie de Donado.

Tras pocos minutos de espera, la elegancia de la artista Julie H. de Donado invade el escenario para darnos una calurosa bienvenida. Desde los asientos de balcón podía sentirse el sincero agradecimiento que hacía la señora de Donado, a razón de considerar importante el apoyo y la presencia del público. Con toda franqueza, explicó por qué apostarle a una obra como esta, reafirmando su confianza en la ciudad. De esta manera se dio la apertura a lo que sería, en breve, un gran espectáculo. 

El azul se impone, apoderándose del escenario para mostrar la primera imagen: el río; dando paso rápidamente a la segunda escena: Barrancas de San Nicolás y Lavanderas. Aquí se dejó ver el alto nivel de energía de los bailarines desde el inicio, acompañado de mucho contraste y emoción, con una música armónicamente construida para el acompañamiento de la puesta en escena. 

Permítanme arriesgar un apresurado comentario –y respetando la continuidad en que se desarrolló la obra- para distinguir a las Lavanderas como lo más poético de toda la obra. Es que la emoción, el orgullo que se hizo sentir hasta el balcón al ver estas mujeres fuertes, dispuestas y decididas, me generó orgullo como espectadora. Sí, me sentí orgullosa de ser mujer y de apreciar el valor que tienen las mujeres en esta tierra.

Pronto nos recuerdan que son humanos, al entrar la luz un poco tarde, un par de veces, hecho lamentable que, al volver a repetirse al menos dos veces más, deja entrever un juego de luz ineficaz, que aunque estuvo muy bien elegido, fue mal ejecutado. 

Mientras, en todo momento se demuestra una técnica coreográfica pulcra, respetando el neoclásico para las escenas interpretadas con alto sentido de emocionalidad; diferenciado de momentos de celebración como en el bolero y, por supuesto, el carnaval. Estos momentos despiertan en el espectador cierta curiosidad benévola, pero que lo mantiene atrapado en la obra, a la expectativa de lo que sucederá a continuación. 

Siguiendo con el tema de la ejecución, a nivel de coreografía es notable que planimétricamente todos los esquemas de danza estuvieron bien estructurados, respetando los puntos clave del escenario para resaltar la importancia de algunos hechos, sobre otros que estaban sucediendo simultáneamente. Pero, como desde el balcón se tiene una visión periférica en relación con otros asientos del teatro, fue fácil evidenciar que todo estaba desplazado hacia el lateral derecho, irrespetando el centro del escenario. 

En este caso, el fallo de centro fue generado por los intérpretes en escena, ya que la repetición de dicho detalle pudo percibirse en los cuadros de danza grupales que, bajo mi apreciación, develan que la cantidad de bailarines de la compañía no era coherente con la magnitud de la obra. En este punto es importante sustentar esta valoración contraponiendo los momentos de participación de grupos invitados, quienes sí tuvieron una ubicación más clara en el espacio. A propósito, se deja ver la excelencia a nivel de dirección, desde la organización de las escenas compartidas con otros grupos, el uso eficaz de la utilería –brillante y magnífica-, el cuidado de los detalles más minuciosos en el vestuario y la acertada utilización del mapping, aunque la reiteración y el tiempo que tardaban las imágenes dibujadas generaron algunas veces tedio.

Por otra parte, desde el recibimiento del programa de mano pudo notarse que la obra estuvo basada en la dramaturgia y su historia es contada lineal y cronológicamente. Cuenta con dos grandes partes, divididas por un intermedio de quince minutos, en las cuales se representaron personalidades importantes que contribuyeron al avance económico, tecnológico y literario, entre otros, de la ciudad de Barranquilla.

No obstante, a nivel de estructura la primera parte fue claramente más larga que la segunda y, esta última generó confusión en la escena consecuente de la boda, ya que celebraron el casamiento con cumbia y con ella parecía venir el esperado carnaval, del que se sabía de antemano con la lectura del programa, pero no fue así. Aún faltaban dos grandes escenas para el anhelado final. 

Y sí que anhelado, no sólo por el carnaval, sino también porque la obra tuvo una extensión excesiva de tiempo, considerando los linderos de lo contemporáneo, el lugar en que se presentó y la hora de inicio. Si se entiende que la obra tiene una duración de dos horas completas, es poco estratégico convocar el público a las ocho de la noche. Sin embargo, esta no fue la única razón para la impaciencia. En la obra prevaleció el texto sobre la danza, por lo que estaría bien replantearse qué se desea priorizar, puesto que el predominio del texto, aun cuando se está ofreciendo un espectáculo de una academia de danza, se torna monótono. 

Con mucho respeto, pienso que ceder la orientación de toda la obra a un artista que viene del teatro, otorgándole sobre todo el derecho de construir la linealidad en la misma, demerita el trabajo dancístico en el sentido de que utiliza el verbo como único recurso para generar en el espectador una continuidad de hechos en el tiempo.

En general, es una obra pensada tanto para intérpretes profesionales como para un público ya acostumbrado a ver funciones de danza. Una de las formas de educar público es lanzar obras como esta, apostarle a la tilde de compañías de danza que se dedican cada año a la elaboración de obras merecedoras de un público conocedor de este arte. 

La petición abierta es a seguir los senderos que muestra la academia Julie de Donado al presentar obras de esta calidad, puesto que se evidencia la necesidad de seguir educando público en Barranquilla, donde los espectadores ofrecen aplausos entre cada escena o cuando los bailarines salen de la misma.

Desde lo más sensible de mi ser, al ver De Cara al Río puedo afirmar que es una obra digna de reconocimiento estatal, puesto que muestra desde el arte la riqueza cultural que hoy tiene la ciudad de Barranquilla y además, expone desde la historia los hechos que se han suscitado para llegar a ser esta ciudad, que sigue creciendo en múltiples aspectos, pero que no debe olvidar su origen. 

De Cara al Río es, sin duda, una obra que rescata los valores culturales de la sociedad en Barranquilla y resignifica desde los saberes ancestrales símbolos de identidad. Por tanto, no queda más que extender mis felicitaciones a la maestra Julie de Donado, por su labor que parte de la danza, pero que por supuesto, llega más allá, a lo esencial –que se encuentra en nosotros mismos-. 

Imagen tomada de El Heraldo. Foto: Giovanny Escudero y archivo.



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