Pina Bausch

“La vida jamás es como una pista de baile, lisa y tranquilizadora”.

Por Ayda Mena, estudiante de Profesionalización en Danza

Pina Bausch fue una mujer que vio en la danza el medio para comunicar lo que la conmovía, y a través de su obra transmitió ese mensaje que las palabras no permitían vislumbrar: “Lo difícil no es bailar, sino dejar salir lo que sucede dentro de ti cuando bailas.” (Bausch, 1978). La coreógrafa alemana no quería adentrarse en la “hermosa” apariencia de la danza, sino descubrir a través de ella los misterios que encierra el ser; como una forma para llegar a la exploración de la condición humana. Porque el lenguaje corporal permite decir lo que las palabras callan.

Pina Bausch

De Pina quería conocer las características de su obra escénica, el momento en que hace esa ruptura con lo clásico y cómo la sociedad percibió esos cambios. La forma como creaba sus coreografías, su técnica, su manera de ver y sentir el espacio, los movimientos, las emociones conectadas con sus líneas fuertes, asimétricas y sus repeticiones en el movimiento. Sabemos que ella creaba de adentro hacia fuera, buscando liberar eso que provoca el movimiento, dejando ver sus formas orgánicas como éxtasis, energía, forma, espacio y ritmo, conectando con eso de que: “La vida jamás es como una pista de baile, lisa y tranquilizado”.

De Pina me interesaba saber por qué fue considerada la gran reformadora del teatro danza, por qué cada una de sus creaciones son verdaderas obras de arte escénicas capaces de tocar al espectador. Entonces entendí que su intención con la danza era mostrar las diferencias entre los sexos, como también dejar ver la fría y cruel realidad de una sociedad, su indiferencia, su desesperación, el uso y el abuso del cuerpo de la mujer, visto y usado como arma.

Pina me suscita esa fuerza que debo integrar en mi obra creadora, tratando de cuestionar con mi danza al individuo, a la sociedad y sus valores, a la indiferencia de la colectividad ante el dolor del otro.